Obreros polacos en movimiento
Un análisis en profundidad de la crisis de Polonia que se desarrolló en 1980 y que finalmente culminaría más tarde en la restauración del capitalismo. Un serio análisis trotskista de la situación económica e internacional.

¡A combatir la reacción clerical! ¡Por la revolución politica proletaria!
-Del folleto "¡Alto a la contrarrevolución de Solidaridad!", tendencia espartaquista internacional, 1981
Todo el mundo pronosticó el estallido. Una clase obrera combativa y agitada, huelgas de campesinos, una deuda exterior inmensa, escasez de alimentos crónica y extensa, una iglesia católica poderosa y cada vez más pujante, proliferación de grupos de oposición socialdemocratas y clerical nacionalistas. Todos los elementos estaban presentes. Polonia a fines de la década de los setenta se debatia en una crisis cada vez más profunda rumbo a una explosión, una explosión que podria dar como resultado o la revolución politica proletaria contra la burocracia o una contrarrevolución capitalista con la iglesia del papa Wojtyla a la cabeza.
Y cuando llego el estallido captó la atención mundial durante dos semanas enteras. La huelga general en la costa báltica fue la movilización más poderosa del poder de la clase obrera desde mayo de 1968 en Francia. Pero, ¿fue una movilización para la clase obrera? He aqui la pregunta decisiva.
Ahora hay un acuerdo, al menos sobre el papel. Los obreros polacos han forzado a la burocracia a aceptar los "nuevos sindicatos autogestionarios" con la promesa de que ellos reconozcan "el papel dirigente" del Partido Comunista y no se dediquen a actividades politicas. En tanto el acuerdo aumenta el poder de los obreros polacos para luchar contra la burocracia estalinista, los revolucionarios pueden apoyar la huelga y su resultado. Pero sólo un ciego puede ignorar la influencia enorme de la iglesia católica asi como la opinión favorable al Occidente entre los obreros huelguistas. Si el acuerdo fortalece organizativamente a la clase obrera, también fortalece a las fuerzas de la reacción. Polonia se encuentra hoy al filo de la navaja.
El arreglo crea una situación imposible económica y politicamente; no puede durar. En un pais que se enfrenta a la bancarrota internacional, fuertemente subsidiado por la Unión Soviética, los huelguistas estan exigiendo el mas grande "aguinaldo" de la historia. Los polacos exigen un nivel de vida igual al de los alemanes occidentales. Hay un chiste en Polonia: nosotros fingimos trabajar y el gobierno finge pagarnos. En Alemania Occidental se trabaja. Hasta los disidentes socialdemócratas reconocen que los fuertes aumentos nominales de salarios sólo alimentaran la inflación.
Politicamente la burocracia estalinista no puede coexistir con esta clase de organización obrera independiente, una forma de poder dual frio. La burocracia no es una clase dominante cuyo poder social emana de la propiedad de los medios de producción, sino una casta basada en el monopolio del poder gubernamental.
Empero, es cosa buena que alguien en el Kremlin tenga sentido del humor. Si en Yarsovia Gierek es puesto contra la pared, tiene el respaldo de Brejnev en Moscú. El acuerdo estuvo condicionado, en ambos lados, por la presencia de 40 divisiones soviéticas en Alemania Oriental. El Kremlin ya ha dado señales de desaprobación acerca del acuerdo, y no puede descartarse una intervención militar sovietica. El fin de la huelga es sólo el principio de la crisis de Polonia estalinista.
¿Democracia obrera o reacción clerical nacionalista?
La actual crisis fue provocada, una vez más, por los aumentos en el precio de la carne. El 1 de julio, el regimen Gierek hizo una jugada, y perdió. Seguir con el congelamiento de precios era económicamente insoportable, sobre todo para los banqueros occidentales a los que se ha hipotecado Polonia (¡el subsidio de los alimentos absorbió un 8 por ciento del ingreso nacional!). Aumentar los precios de los alimentos sin un aumento salarial significaba invitar una huelga/protesta masiva e inmediata a escala nacional como en diciembre de 1970 y junio de 1976. El regimen creyó que podia minimizar el costo financiero y la desorganización social otorgando aumentos de salario unicamente a aquellos grupos de obreros que se quejaban. El gobierno señaló su deseo de negociar con voceros no oficiales de los talleres y no solamente con representantes de los sindicatos estatales. En este sentido el régimen de Gierek alentó a pequeñas huelgas salariales como el mal menor.
En julio se experimentó una ola de huelgas e interrupciones de trabajo – los constructores de tractores cerca de Yarsovia, los ferrocarrileros en Lublin, obreros siderúrgicos cerca de Krakow – todas arregladas rápidamente con sustanciales aumentos de salarios. Como era de esperarse, las huelgas tuvieron un efecto escalante. Otros obreros entraron en huelga para exigir más. A principios de agosto estallaron huelgas tenaces de los basureros y trabajadores del transporte en Yarsovia; uno de sus dirigentes fue arrestado.
Pero cuando, el 14 de agosto, unos 17.000 obreros tomaron el Astillero Lenin de Gdansk, el regimen estalinista se enfrentó a un desafio de una magnitud fundamentalmente distinta. Fueron los trabajadores de la construcción naval del Báltico quienes en 1970 derribaron a Gomulka y obligaron a su sucesor Gierek a aceptar un comité obrero independiente durante algún tiempo. Una de las primeras demandas de los huelguistas era que se construyera un monumento a los obreros muertos hace un decenio cuando Gomulka acudió a los tanques para restaurar el orden social. El régimen accedió pronto a esta reivindicación.
En el transcurso de una semana 150.000 obreros se habian declarado en huelga, 200 fábricas fueron tomadas y los puertos bálticos – Gdynia, Sopot, Szczecin, Elblag asi como Gdansk – fueron paralizados. Y daba la impresión de que cada vez que se reunia el Comité de Huelga Interfabril (MKS), éste lanzaba cinco demandas mas, y cada vez más politicas – sindicatos "libres", el fin de toda censura, libertad a todos los prisioneros politicos (sólo habian seis). Empezó como una serie de luchas salariales que terminaron pronto; luego se convirtió en una huelga general politica.
¿Cual es el carácter politico de la huelga y la conciencia de los obreros? Sin duda los obreros reaccionaban en contra de la mala administración, los privilegios y abusos de la burocracia. Las quejas de los obreros polacos son reales y justas. El despido de una vieja militante, Anna Walentynowicz, pocos meses antes de su jubilación, lo que según informes fue la chispa que inició la toma del Astillero Lenin, deberia enfurecer a todo obrero honesto. La existencia de tiendas exclusivas para los miembros del partido y los policias, cuya abolición fue exigida por los huelguistas, es una abominación que niega los principios mas basicos del socialismo.
Pero si sabemos contra que protestan los obreros del Báltico en un sentido inmediato, ¿cuáles son sus lealtades y su perspectiva politica general? Al principio de la huelga hubo informes de que se cantaba la Internacional, lo que indica algún elemento de conciencia socialista. Algunos de los miembros del comité de huelga habian sido dirigentes de base del a para to sindical oficial victimizados por tratar de defender los intereses de los obreros. Sin duda eran y posiblemente siguen siendo miembros del Partido Obrero Unido Polaco (POUP, el nombre oficial del partido comunista). Estos obreros avanzados seguramente desean una verdadera Polonia obrera y el socialismo mundial.
Aunque los medios de comunicación masiva del imperialismo siempre enfatizan cualquier apoyo a la ideologia anticomunista en el bloque soviético, no hay duda que en grado considerable los huelguistas se identifican con la poderosa oposición que representa la iglesia católica. No son tan sólo los signos externos – el cantar cotidiano del himno nacional, "Oh dios, que has defendido a Polonia", los cientos de huelguistas arrodillandose para la misa, las omnipresentes fotografias de Wojtyla/Juan Pablo II (¡qué tal "culto de la personalidad"!). Los consejeros externos del comité de huelga abarcan un grupo de intelectuales católicos, encabezados por Tadeusz Mazowiecki, director de una importante revista católica.
Los dirigentes de la huelga hacian alarde de su ideologia católica y nacionalista polaca. Al preguntársele si era socialista, Anna Walentynowicz respondió que era creyente. El lider del MKS Lech Walesa en los astilleros de Gdansk empezaba cada dia "entr[ando] a la carrera al patio y empezando precipitadamente a lanzar al aire estampas de la Virgen Maria, Reina de Polonia" (New York Times, 31 de agosto de 1980). Y al firmarse el acuerdo que terminaba la huelga, Walesa ostentó un crucifijo y utilizó un boligrafo rojo y blanco (los colores nacionales de Polonia) de 30 cm de largo, un recuerdo de la visita del papa Wojtyla a Polonia hace un año. (El colmo fue que el padrastro de Walesa, que habia emigrado a los Estados Unidos, posó con Ronald Reagan al inicio de la campaña presidencial del reaccionario republicano.)
Más siniestra aún fue la demanda por el acceso de "todos los grupos religiosos [léase iglesia católica] a los medios de comunicación masiva", una prerrogativa por la que el episcopado polaco ha hecho campaña desde hace mucho. Esta es una demanda antidemocratica que legitimaria a la iglesia en su papel actual como oposición reconocida al régimen estalinista. Significativamente, el comité de huelga ni siquiera exigia este derecho a acceso a los medios de comunicación social para si mismo ni para los "sindicatos libres" que busca establecer. De hecho, los trabajadores de la construcción naval del Báltico pedian una iglesia estatal en un estado obrero deformado.
Pero la iglesia no es leal al estado obrero. ¡Ni lo permita dios! La iglesia polaca (virulentamente antisemita) ha sido un baluarte de la reacción incluso en comparación con el resto del mundo católico. Un tipico cura parroquial de Polonia denunciaria a los católicos norteamericanos, desde la jerarquia hasta los laicos, como un montón de "comunistas" librepensadores. Sobre todo desde la crisis de 1976 la iglesia polaca se ha mostrado cada vez más abierta y agresiva en su anticomunismo. A principios del año pasado el Wall Street Journal (2 de enero de 1979) hacia notar:
"Asi, el sacerdocio se ha convertido de hecho en un partido de oposición. El numero de sacerdotes ha alcanzado el nivel sin precedentes de unos 19.500 y muchos de ellos desafian abiertamente al partido comunista al construir iglesias sin la aprobación del gobierno."
El articulo referido señalaba tambien que un prelado en particular era responsable del endurecimiento de la postura oposicionista de la iglesia:
"En años recientes, la iglesia ha hecho un giro más brusco en contra del gobierno bajo el cardenal Wojtyla de Krakow, quien se aseguró las lealtades de los estudiantes universitarios al abrir las iglesias de la ciudad a los grupos de discusión antigubernamentales."
Hacia apenas unos meses que este cardenal de Krakow se habia convertido en el jefe "infalible" de la iglesia católica romana, el primer sucesor no italiano al trono de San Pedro en cuatro siglos. Karol Wojtyla es un reaccionario peligroso que colabora estrechamente con el imperialismo estadounidense (y en especial con su paisano Zbigniew Brzezinski) para echar atrás al "comunismo ateo", comenzando con su patria. Como escribimos al momento de la selección del anticomunista polaco como papa: "...ahora se halla a la cabeza de los muchos millones de católicos practicantes de Europa del Este, una fuerza tremenda para la contrarrevolución" ("The President's Pope?" Workers Vanguard No.217, 20 de octubre de 1978).
El poder y el peligro de la iglesia católica polaca se ha revelado claramente en la presente crisis. Al dia siguiente de la toma del Astiliero Lenin el cardenal Stefan Wyszynski condujo a 150.000 "peregrinos" en una conmemoración de la victoria del burgues nacionalista Pilsudski sobre el Ejercito Rojo en 1920, recordándoles cómo actuaron los polacos cuando "peligraba la libertad de la vida" (cable de la UPI, 15 de agosto de 1980). Una semana despues el papa Wojtyla declaró ante un millar de polacos en el Vaticano que "estamos unidos con nuestros compatriotas", lo que en tales circunstancias fue una provocación intencionada.
El episcopado polaco, temiendo a la vez una intervención militar rusa (las fuerzas del Pacto de Varsovia se encontraban en maniobras en la vecina Alemania Oriental) y su propia incapacidad para controlar una sublevación de los obreros, sigue un curso diferente, más cauto. Esperó hasta que el régimen hizo conocimiento publico la seriedad de la huelga general en el litoral baltico para advertir contra los "paros prolongados" mientras expresaba simpatia por los objetivos de los obreros. Cuando la huelga se extendia a otras partes, el régimen emitió un mensaje de Wyszynski por televisión instando a los obreros a llegar a un acuerdo. Pocos dias después la jerarquia eclesiastica se replegó de su postura tan decididamente progubernamental.
Pero cualesquiera que sean los cálculos tacticos del episcopado polaco, en una situación de vacio de poder la iglesia, con su organización y base de masas, será un instrumento potente para la contrarrevolución social. Asi se pueden ver los apuros de Gierek y Cia. A menos que haya una revolución politica, se necesitaria a un J.V. Stalin para limpiar la iglesia, despachando a los 18.000 curas a campos de trabajos forzados. Mas entonces Polonia tendria una cantidad de bibliotecas publicas nuevas, todas con campanarios.
¿"Sindicatos Libres"?
Hasta unos cuantos dias antes del acuerdo [ del 31 de agosto], la huelga se limitaba a la costa báltica, una region cuya historia moderna es muy distinta de la del resto de Polonia. Antes de la Segunda Guerra Mundial las principales ciudades del Báltico – Danzig (Gdansk) Stettin (Szczecin) – estaban pobladas en gran parte por alemanes. Con la consolidación de Polonia estalinista después de la guerra, fueron expulsados los alemanes y la zona fue repoblada por polacos de los territorios orientales anexados a la Ucrania soviética. Por lo tanto, aunque los obreros de la costa báltica son sumamente volátiles carecen de las tradiciones socialistas comunes a los otros sectores básicos del proletariado polaco – los obreros de la industria pesada en los alrededores de Varsovia y Krakow, los obreros textiles de Lodz, los mineros de Silesia. De haberse extendido la huelga general por toda Polonia su eje politico bien pudo haber girado hacia la izquierda, apartándose del clericalismo.
Gierek trató de solucionar la crisis negociando un arreglo igual al que hizo en 1970-71, pero fracasó. En ese entonces entregó a los obreros en rebeldia la cabeza de Gomulka; ahora les tiró su principal lugarteniente Edward Babiuch y otros tres miembros del Politburó. Para contrarrestar su consigna de "sindicatos libres", les ofrecio elecciones libres al sindicato oficial. Pero en 1971 prometió lo mismo a los obreros del Báltico para luego retractarse cuando se desvaneció la atmosfera de crisis. Seguro que el lider del comité de huelga Lech Walesa tenia esta experiencia en mente cuando comentó "Se nos ha prometido eso muchas veces en el pasado."
Hoy dia el sentimiento de los obreros es muy diferente al de hace diez años. Las huelgas de 1970-71 tenian un carácter claramente económico. Ninguna de las once revindicaciones del comité de huelga del Astillero Warski en Szczecin (la principal organización obrera de esa época) ibá mas allá de las cuestiones de precios, salarios y represalias. Ahora elementos dirigentes del Comité Interfabril de Huelga están asociados con la oposición católica y el Comité de Autodefensa Social (KOR) socialdemócrata. Profundamente debilitada la autoridad de la burocracia, los sindicatos se inclinarán fuertemente a romper la prohibición formal de actividades politicas de oposición.
En particular la consigna de "sindicatos libres" impulsado desde años atrás por la Radio Europa Libre (manejada por la CIA) y la iglesia católica, ha adquirido una connotación anticomunista y prooccidental inequivoca. Recordemos el llamado del motin de Kronstadt en 1921 por "soviets libres" – es decir, ¡libres de comunistas!
La lucha por sindicatos independientes del control burocrático forma parte esencial del programa trotskista por una revolución politica proletaria en los estados obreros degenerado/deformados. Los sindicatos y el derecho a la huelga serian necesario incluso en un estado obrero democraticamente gobernado, para impedir los abusos y errores por los adrninistradores y gerentes. Pero dista mucho de estar claro que los "sindicatos libres" anhelados desde hace mucho tiempo por los disidentes estarian libres de la influencia de elementos católicos y favorables a la OTAN que representan un peligro mortal para la clase obrera. En todo caso, en la situación altamente politizada de Polonia de hoy los "nuevos" sindicatos "autogestionarios" no pueden limitarse y no se limitarán a las cuestiones salariales de condiciones de trabajo y estabilidad del empleo como fue el caso, por ejemplo, del comité obrero de Szczecin de 1971. O seran arrastrados hacia la poderosa órbita de la iglesia católica o tendrán que oponerse a ésta en nombre de los principios socialistas.
En determinar este ultimo desenlace seria crucial la presencia de un partido revolucionario de vanguardia. Una tarea central para una organización trotskista en Polonia seria enarbolar dentro de estos sindicatos una serie de consignas para separar las fuerzas clerical nacionalistas de entre los obreros y apartarlas. Estos sindicatos deben defender los medios de producción socializados y el poder estatal proletario en contra del imperialismo occidental. Hoy en Polonia la consigna democratica fundamental de la separación del estado y la iglesia constituye una linea divisoria entre la lucha por la democracia obrera y la amenaza mortal del restauracionismo capitalista.
Una oposición leninista-trotskista embrionaria en Polonia no tendria nada que ver con los actuales grupos disidentes. Los denunciaria por tratar de atar a los huelguistas al imperialismo, al papa y al nacionalismo antisoviético pilsudkista. Pero entre los obreros en rebeldia debe haber elementos que es tan hartos de la burocracia y se animan de las tradiciones del comunismo polaco, sin tener absolutamente nada en común con la falsa "democracia" vestida en sotanas. Es en esta capa que debemos centrar nuestra lucha por ganar los cuadros para construir un partido proletario verdaderamente comunista capaz de defender y extender los logros económicos colectivistas abriendo el camino al socialismo expulsando a la casta estalinista que gobierna falsamente en nombre de los obreros.
Polonia tiene la clase obrera más combativa del bloque sovietico, con una historia de lucha por organizaciones independientes que data desde mediados de los años 50. Tambien es el unico pais de Europa del Este con una movilización de masas potencialmente contrarrevolucionaria en torno a la iglesia católica. De manera que, a diferencia de Hungria en 1956 o Checoslovaquia en 1968, las alternativas en la actual crisis no se limitan a la revolución politica proletaria o la reestabilización estalinista. Por otra parte, no es otro Afganistán donde el Ejercito Rojo sovietico esta desempeñando un papel progresista aplastando una sublevación clerical reaccionaria apoyada por el impenalismo. En cierta medida, Polonia se halla entre la Hungria de 1956 y Afganistán. ¿Cómo es que se produjo esta situación?
Frutos amargos del "Octubre Polaco" de 1956
Una clave para comprender los origenes de la excepcional inestabilidad de la Polonia estalinista es el acuerdo que evitó una revolución obrera en 1956. Al igual que en otros paises de Europa Oriental, el "deshielo" después de la muerte de Stalin generó una profunda crisis en el seno de la burocracia polaca que se extendió a otros sectores de la sociedad. Promesas de "legalidad socialista" y de un nivel de vida mas alto resultaron en el periodo 1953-56 en una linea ascendente de disidencia intelectual y malestar obrero.
En junio de 1956 obreros de la fábrica de locomotoras ZIPSO en Poznan marcharon al centro de la ciudad pidiendo mayores salarios y precios más bajos. Cuando la milicia fracasó en su intento de dispersarlos, atacaron el ayuntamiento, la emisora de la radio y la cárcel. El gobierno recurrió entonces al ejército y a la policia especial de seguridad. Mataron a más de 50 manifestantes y cientos resultaron heridos. Polonia se hallaba al borde de la guerra civil.
En agosto fue reintegrado al POUP Wladyslaw Gomulka, con su fama de comunista "nacional liberal" victimizado y dirigente obrero honesto; en octubre fue puesto a la cabeza del partido. Fue un antiguo secretario general del Partido Comunista Polaco, depurado por Stalin bajo la acusación de "titoista" y puesto bajo arresto domiciliario. No compartiendo la responsabilidad por los crimenes de los años de Stalin, Gomulka gozaba de una autoridad popular considerable, sobre todo entre los obreros socialistas.
Tocando lo que se convertiria luego en el estribillo de siempre del estalinismo polaco frente a un ataque desde abajo, Gomulka en una carta abierta "a los obreros y la juventud" les aseguraba que:
"...solo marchando por el camino de la democratización, extirpando todos los males del periodo pasado, es que podemos lograr construir el mejor modelo del socialismo... Una parte decisiva en ese camino debe ser jugado por la ampliación de la democracia obrera, el incremento de la participación directa de los obreros en la administración de las empresas, el aumento del papel jugado por las masas trabajadoras en la gestion de todos los sectores de la vida del pais."
-reproducido en Paul E. Zinner, ed., National Communism and Popular Revolt in Eastern Europe (1956)
No obstante, Kruschev y sus colegas del Kremlin temian a Gomulka, considerandolo el Tito polaco, y meditaban seriamente una intervención militar para sacarlo. Uno de los principales factores que los contuvo fue el que en las fábricas más grandes de todo el pais los consejos obreros organizaron una resistencia a cualquier intento por los estalinistas rusos y sus agentes polacos de derribar la " revolución de octubre polaca". En la gran fábrica de automóviles Zeran de Varsovia, los comunistas armaron a los obreros. Pero no fueron los rusos quienes volcaron "el octubre polaco" – fue el propio Gomulka. Aunque otorgando grandes aumentos de salarios durante unos años, Gomulka estranguló gradual y burocráticamente los consejos obreros, que habian contribuido a instalarlo en el poder. También reprimió a los intelctuales disidentes marxistoides. Al mismo tiempo, su politica fortalecioó en forma permanente las bases sociales potenciales de la contrarrevolución – los campesinos y los curas.
El abandono en 1956 de la colectivización agraria (que nunca fue muy extensa) ha tenido un efecto profundo sobre Polonia, económica, social y politicamente. Ha cargado al pais con una economia rural atrasada de pequeñas parcelas marcadamente ineficientes, aun dentro de las normas de Europa del Este. A mediados de la años 70, por ejemplo, la producción agricola por trabajador de Polonia no llegaba al 40 por ciento del nivel de la Checoslovaquia colectivizada. Muchos campesinos todavia labran parcelas separadas en vez de una sola propiedad. Y hasta hoy se ven con frequencia los arados jalados por caballos en el campo polaco. La población rural se envejece constantemente a medida que los hijos de los campesinos migran en cantidades hacia las ciudades, donde el nivel de vida es considerablemente más alto.
Contra el cuento de la propaganda imperialista de que el 90 por ciento de Polonia es católica, el movimiento obrero polaco se ha adherido al socialismo marxista ya desde los años 1890. La fuerza de la iglesia polaca radica en el peso social de la pequeña burgeusia rural. Y todavia hoy más de la tercera parte de la fuerza laboral trabaja en los campos donde un 80 por ciento de la tierra de labranza queda en manos privadas. Sólo mediante la eliminación de la miseria horrible y el aislamiento rural es que se puede romper la dominación del oscurantismo religioso sobre las masas.
Una tarea clave e inmediata para un gobierno obrero revolucionario en Polonia seria el promover la colectivazión de la agricultura. Y esto no tiene nada en común con el terror masivo de Stalin en el campo ruso durante 1929-31. Se otorgarian crédito barato y servicios sociales amplios a aquellos campesinos que juntan sus teirras y las trabajan conjuntamente; y para los que siguen como pequeños capitalistas agricolas habria que imponer gravámenes más altos.
El estalinismo polaco ha fortalecido a la iglesia no solamente al perpetuar un campesinado de pequeños propietarios, sino también en forma más directa. Después de 1956 el grupo católico ZNAK en el Sejm (parlamento) ha sido la única oposición legalmente reconocida de todos los paises de Europa Oriental. Y por lo general esta oposición ha sido antidemocrática. Voceros de la iglesia han denunciado la "ateización de la juventud de Polonia, y reivindican un apoyo financiero estatal a la instrucción religiosa. Polonia ofrece el aborto en buenas condiciones médicas y a pago solamente nominal. (Incluso mujeres de Europa Occidental viajan a Polonia para conseguir abortos a bajo costo.) Defensora de la familia patriarcal, y por tanto de la antiquisima opresión de la mujer, la iglesia ha señalado el aborto higiénico y barato como uno de los mayores "crimenes" del gobierno comunista.
Ya para fines de los años 60, el régimen Gomulka habia agotado sustancialmente el capital moral del "octubre polaco" de 1956. La economia se estancaba, los salarios reales aumentaban mas lentamente que un cualquier otro pais de Europa del Este. La "primavera de Praga" en la vecina Checoslovaquia causo panico entre la burocracia polaca, que temia que la agitación se extendiera a su propio pueblo, más volátil y combativo.
En aquel momento una fracción de la burocracia agrupada en torno al jefe de la policia secreta Mieczyslaw Moczar trató de canalizar el descontento popular hacia un chauvinismo polaco tradicionalmente antisemita. Bajo la rúbrica de "antisionismo", las pocas decenas de miles de judios que habian sobrevivido al holocausto de Hitler, muchos de ellos cuadros dedicados del POUP, fueron expulsados del Pais. (Casi ninguno se estableció en Israel, sino más bien fueron para Copenhague o Estocolmo, donde ensaeñan lenguas eslavas.) Ni siquiera la esposa judia de Gomulka pudo escapar las acusaciones de "cosmopolita" y "falta de patriotismo polaco". La actual atmósfera politica de Polonia, sobre todo la creciente autoridad de la iglesia, está condicionada por la eliminacón de los judios, una élite cultural tradicionalmente socialista y internacionalista en Europa del Este.
Sangre en el Báltico y la maniobra de Gierek
En el año 1970 el régimen de Gomulka resolvió aumentar los previos de compra de los productos agricolas para estimular una mayor producción por parte de los campesinos. Pocas semanas antes de Navidad – una estupidez increible en cuanto al momento escogido – el gobierno anunció un aumento de un promedia de 30 por ciento en los precios de los alimentos. Los puertos del Báltico estallaron. Encabezados por los obreros de la construcción naval, miles de trabajadores, algunos cantando la Internacional, atacaron la policia y trataron de incendiar la sede del partido en Gdansk y Szczecin. Rechazando las objeciones de los altos mandos militares, Gomulka ordenó la intervención del ejército con tanques y todo. Se calcula que más de cieno obreros fueron matados, y muchisimos más resultaron heridos. Una vez más Polonia se hallaba a pocos segundos de una explosión revolucionaria.
Y una vez más la burocracia presentó a los obreros una nueva cara y un nuevo acuerdo. Edward Gierek, ex minero del carbón y jefe de la región hullera de Silesia, tenia fama de ser modesto, pragmático y capaz. Se cree vulgarmente que tan pronto como Gierek sustituyó a Gomulka, anuló el aumento de precios y las huelgas se acabaron. En realidad no lo hizo, y las huelgas continuaron. Aunque ofrecia concersiones económicas importantes, Gierek insistió en que volver al nivel de precios de 1966 era imposible. Pasó los primeros dos meses en el poder yendo de un comité de huelga a otro con el propósito de venderles este programa económico. Pero los obreros no lo compraron. A mediados de febrero una huelga de obreras textiles en Lodz finalmente indujo al nuevo régimen a darlo por perdido; acordaron congelar los precios al nivel de 1966.
En el curso de sus negociacones con los comités de huelga a principios de 1971, Gierek se vió forzado a defender su cargo como jefe de un estado obrero y a justificar su politica en términos de los intereses especificos de la clase obrera. Por su parte, los delegados de los comités de huelga se dirigieron a Gierek no como al representante de una clase explotadora enemiga, sino como un dirigente laboral (y posiblemente un burócrata de poca confianza) que deberia servir de los intereses de los obreros y hacer todo los posible por satisfacer sus demandas. La extraordinaria sesión de nueve horas en enero de 1971 entre Gierek y el comité de huelga en el Astillero Warski en Szczecin es una negación dramática en los hechos de todas las teorias de una "nueva clase" que dominaria los estados sino-soviéticos. Es interesante notar que el actual director del Astillero Lenin en Gdansk fue miembro del comité de huelga que trató con Gierek en 1970.
Mientras en 1956 Gomulka les prometio a los obreros una democratización, en 1971 Gierek les prometió la prosperidad. Tienen que juzgarme por la cantidad de carne en su mesa, les dijo. Les aseguró enormes aumentos salariales a los obreros, precios de compra más altos y pensiones del estado a los campesinos, más una rápida modernización de la industria polaca. ¿Y cómo iba a lograrse este milagro económico (se utilizó textualmente este termino en la propaganda oficial)? A través de préstamos enormes del Occidente y también de la Unión Soviética. La burocracia estalinista de Polonia sobrevivió la crisis de 1970-1971 sólo al hipotecar el pais a los banqueros de Alemania Occidental.
Para los combativos obreros de los astilleros bálticos, no era suficiente la promesa por parte del gobierno de un milagro economico. Gierek se vió obligado a permitir la existencia de un comité obrero independiente surgido del comité de huelga. y elecciones libres al sindicato oficial. En un año, aproximadamente, la burocracia recuperói el control, en parte mediante el despido de algunos dirigentes del comité y la cooptación de otros, pero sobre todo por los aumentos excepcionales en los salarios reales (alrededor de un 8 por ciento anual) que apaciguaron el descontento y el activismo obreros. Un dirigente del comité obrero de Szczecin, Edmund Baluka, ahora en el exilio, esbozó el proceso en una entrevista en 1977:
"Pero, por supuesto, Gierek dió marcha atrás, y en parte fue por mejorar la situación material de los trabajadores – endeudando Polonia masivamente al Occidente y la Unión Soviética en el proceso – que el partido logró reorganizar sus filas y recuperar el control.
"Los aumentos en el nivel de vida proporcionaron a los trabajadores un falso sentido de seguridad, pero en los primeros dos o tres años de gobierno de Gierek la gente pensaba que de hecho las cosas iban a mejorar en Polonia."
–Labour Focus on Eastern Europe, mayo-junio de 1977
A Gierek se le acaban los milagros económicos
Los economistas de Gierek proyectaban transformar a Polonia en un Japón de Europa Oriental. Sostuvieron que la rápida modernización del equipo industrial haria posible para Polonia inundar los mercados mundiales con mercancias baratas de buena calidad, y asi pagar los préstamos cuando vencieran. Si esta maniobra jamás tuvo alguna minimua posibilidad de éxita, se estrelló contra la depresión mundial del 1974-75. A un nivel más básico, la jugada económica de Gierek fracasó porque el régimen estalinista es incapaz de movilizar el entusiasmo y el sentido de sacrificio de los trabajadores polacos. Esta incapacidad es endémica en una burocracia,. debido más a falta de un "feedback" (retroalimentación) que a los privilegios materiales.
Entre 1970 y 1975 el valor de las importaciones de Polonia del Occidente aumentaron a la tasa increible de un 40 por ciento por año (East European Economics, otoño de 1979). Era imposible que las importaciones mantuvieran el paso. Ya para 1976 las impórtaciones eran el doble de las exportaciones, la deuda exterior total constituyó el triple de las exportaciones y sólo el pago de los intereses anuales de la deuda absorbió un 25 por ciento de las divisas de moneda fuerta (U.S. Congress, Joint Economic Committee, East European Economics Post-Helsinki [1977]). Y por añadidura las cosas tenian que emperorar a fines de los años 70 cuando vencieron los grandes empréstitos contratados por Polonia.
La Polonia de Gierek se encaminaba hacia la distinción de ser el primer pais comunista en declararse en bancarrota internacional. A finales de 1975 el régimen trató simultáneamente de frenar la economia y dar una vuelta al revés. Habria que limitar los aumentos salariales y congelar casi por completo los nuevos proyectos de inversión importantes. Se reduciria el déficit masivo en la balanza de pagos. Se tomó la decisión de elevar los previos de los alimentos en un promedia de 60 por ciento en junio de 1976 en parte para impulsar la producción agricola, pero sobre todo con el propósito de absorber el poder adquisitivo interno para permitir una mayor exportación. A primera vista, junio de 1976 pareció una repetición de 1970-71. El régimen anunció aumentos en los precios de alimentos, los obreros reaccionaron con huelgas y protestas de masas, el régimen rescindió los aumentos. Sin embargo, las diferencias son quizás mas importantes que las similitudes.
Seis años antes, el régimen resistió una ola huelguistica durante dos meses antes de ceder. Ahora Gierek canceló el aumento de precios en menos de 24 horas, a la primera señal de resistencia obrera. En diciembre de 1970 Gomulka habia decretado una masacre. En 1976 Gierek prohibió el uso de armas del fuego, y las violencias graves se limitaron a la gigantesca fábrica de tractores Ursus cerca de Varsovia y la pequeña ciudad industrial de Radom. Los obreros de Radom se enfurecieron cuando al tomar la sede del partido descubrieron un escondrijo donde se guardaba jamón de primera calidad y otros articulos de lujo que no se conseguian en la distribución interna. Para finales de 1977 todos los obreros encarcelados por su participación en los eventos de junio habian sido amnistiados y la mayoria de los despedidos habian sido reintegrados al trabajo.
La iglesia jugó con astucia un doble juego. Apoyó el aumento de previos, que favorecia a su base campesina y le daba poder de negociación con el gobierno. Al mismo tiempo el cardenal Wyszynski pidió una amnistia para los obreros encarcelados, una reivindicación que gozaba de popularidad universal.
Los eventos de junio constituyeron un golpe devastador y duradero a la autoridad moral del régimen. Las rpomesas anteriores de Gierek de una prosperidad sin precedentes le fueron echadas en la cara. Se resumia la opinión popular en el dicho: "El partido resolvió llenarle la boca a la gente con salchicha para que no protestara, y ahora se acabó la salchicha." El gobierno no inspiró ni temor ni respeto. La corrupción, el mercado negro y la apatia obrera se generalizaron, incluso hasta ser lo normal. En una carta abierta en 1977 dirigida a Gierek, el antiguo jefe del estado y secretarion general del POUP, Edward Ochab, escribió:
"Se está divulgando entra la gente la convicción de que nada se logra con la honestidad; la tendencia a la corrupción, a la formación de camarillas y a la gancia ilicita se incrementa constantemente."
-Labour Focus on Eastern Europe, marzo-abril de 1978
El gobierno prometió dejar en paz al pueblo; como contrapartida, sólo pidió que el pueblo la dejara en paz. Pero la economia mundial no dejó en paz a Polonia.
¡Por el control obrero de la producción!
No obstante la promesa del gobierno de congelar los precios de los alimentos, no pudo satisfacer la demanda del mercado a tales precios, sobre todo por que los salarios nominales seguian elevándose. El aumento del precio de compra pagado a los campesinos no estimuló, ni con mucho, un aumento suficiente de la producción. Y los subsidios gubernamentales vertidos a la alimentación – o sea, la discrepancia entre el precio pagado al campesino y el precio pagado por el consumidor urbano – ha representado una pérdida enorme y creciente para la economia en su conjunto. ¡En los últimos el costo de los subsidios a la alimentación se ha multiplicado por un factor de 20 (Economist, 12 de enero de 1980)!
El gobierno trató de deshacerse del prolema al crear un sistema complicadismo de diferentes clases de tiendas. A mejor clase de tienda, mayores precios y mayor posibilidad de encontrar las mercancias. Las de más alto rango eran las tiendas Pewex donde se vendian articulos de lujo sólo a cambio de divisa de moneda fuerte (occidental).
Imposibilitado politicamente para aumentar los precios de acuerdo con la demanda del mercado, el régimen recurrió al racionamiento por media de las colas de compra. Y las colas iban alargándose, sobre todo después de la mala cosecha del año pasado (causada en parte por huelgas campesinas). Ha llegado a tal extremo que ahora dicen que hasta las tiendas Pewex están vacias de mercancias. Una familia tipica de Polonia pasa gran parte de su tiempo libre buscando alimentos y otros articulos de consumo.
Los grandes aumentos salariales que ahora están concediendo resultarán on en una inflación desenfrenada o en colas de compra aún más largas. Y los obreros polacos lo saben. Una de las demandas del comité de huelga del Báltico es un racionamiento provisional de la carne para sustituir al actual sistema de precios múltiples y el exasperante recurso a colas de compra cada vez más largas. Si los obreros polacos todavia entran en huelga por conseguir salarios más altos, es porque no tienen ningún control sobre la politica económica y en cualquier caso padecerian la inflación y escasez.
Los socialdemócratas del Comité de Autodefensa Social (KOR) se oponen a los grandes aumentos salariales en la actualidad porque, dicen, sólo alimentarán la espiral inflacionaria. Kuron, Michnik y Cia., muy presumidos, en efecto ofrecen al régimen estalinista el trato siguiente (que, por supuesto, no pueden cumplir): Darnos los "sindicatos libres", alto a la censura, etc. y a cambio nosotros convenceremos a los obreros a aceptar unos años de austeridad. En un articulo publicado en Der Spiegel (18 de agosto de 1980) Michnik apela al conocido pragmatismo de Gierek: "...no podemos afirmar hoy si él [Gierek] entiende la imprescindibilidad de un diálogo con el pueblo para llevar a cabo las necesarias, pero poco populares reformas económicas."
Pero los obreros polacos no deben pagar la crasa mala administración del régimen Gierek. Ni deben tener la menor confianza en las "reformas económicas" del régimen. Una planificación racional e igualitaria, capaz de solucionar los catastróficos problemas económicas polacos que han causado los estalinistas, sólo puede lograrse bajo un gobierno basado en los consejos obreros democráticamente elegidos (soviets). Y como paso transitorio, revolucionario en ese sentido, los obreros polacos deben luchar en contra de la burocracia por el control sobre la producción, los precios, la distribución interna y el comercia exterior.
Salta a la vista la actual mala gestión económica de la burocracia estalinista de Polonia. No obstante, no se puede disputar la superioridad histórica de la propriedad colectivizada y la planificación económica centralizada, aun suportando la carga de una burocacracia parásita. Todo obrero polaco que confia en la Radio Europa Libre y piensa que viviria mejor bajo un capitalism de "libre empresa" debe considerar estas estadisticas: entre 1950 y 1976 las economias capitalista avanzadas crecieron en un promedia de 4,4 por ciento anualmente, las economias capitalistas atrasadas en un 5 por ciento y las economias de planificación centralizada de Europa del Este en un 7,7 por ciento (Scientific American, septiembre de 1980)
Los polacos nutren aspiraciones económicas contradictorias. Hay la reivindicación, con un apoyo abrumador, de abolir las tiendas especiales – una medida socialista igualitaria. Mas todos aquellos que reciben dólares de sus parientes en América quisieran utilizarlos comprando articulos de lujo importados del Occidente. A los lideres huelguistas que suspiran por el capitalismo, les sugerimos unas vacaciones en Liverpool donde non tendrán que hacer cola para comprar nada. Por supuesto que les resultará dificil encontrar trabajo, y aun si lo logran los salarios son tan bajos que se verán forzados a reducir su consumo de carne. (Y para los disidentes, sugerimos enviarlos a Afganistán donde pueden darse cuenta de la realidad de los "derechos humanos" de Carter al considerar su propia suerte si tratan de enseñar a leer y escribir a las niñas.)
¡Romper la garra económica del imperialismo!
En 1978 el pago de la deuda externa absorbió más del 50 por ciento de las divisas de moneda fuerte de Polonia; en 1979 superó el 60 por ciento ¡y hoy suman más del 90 por ciento! A principios del año pasado, Polonia evitó sufrir la más grande bancarrota del mundo sólo gracias a una renegociación general de su deuda. Pero en forma inversa, los banqueros occidentales están tan hartos como los obreros polacos de la mala administración económica de Gierek. Exigieron y recibieron el derecho a informarse sobre todos los aspectos de la politica económica y a una consideración seria de todas sus recomendaciones – un paso insólito para un estado obrero. Como señalo a la sazón un economista del Bankers Trust: "Esta es la primera vez que un gobierno comunista ha recurrido a la austeridad – es decir, una reducción importante de su tasa programada de crecimiento – por razones de balanza de pagos (New York Times, 26 de enero de 1979). Esta es la clase de programa que el Fondo Monetario Internacional impone normalmente a paises neocoloniales en bancarrota como Turquia, Zaire y Perú.
Pero por otra parte la Polonia de Gierek se ha convertido económicamente en un estado cliente de Alemania Occidental, abasteciéndola con cantidades importantes de materias primas. Esto fue notado por el New York Times (20 de agosto) durante la crisis actual:
"Los bancos germano-occidentales, que han jugado un papel importante suministrando créditos a Polonia, han señalado que sus yacimientos de carbón, cobre, plata, platino y vanadio la hacen un cliente intrinsecamente más prometedor que Hungria o Checoslovaquia."
Un banquero de Alemania Occidnetal está proponiendo ahora que todo nuevo préstamo a Polonia sea garantizado por minas y fábricas especificas.
Despues de la crisis polaca y la revolución húngara de 1956, Shane Mage, un dirigente fundador de la tendencia espartaquista (quien luego abandonó el marxismo), escribió un estudio teórico de cómo el capitalismo podria ser restaurado en Europa Oriental. Si llegase al poder un partido pequeñoburgués, clericalista en una "revolución democrática", postulaba, podria restaurar el capitalismo al eliminar el monopolio estatal del comercio exterior y al reintegrar el pais a la economia mundial sin desnacionalizaciones importantes del equipo industrial existente:
"Otro aspecto decisivo del retorno al capitalismo bajo una dirección democrática pequeñoburguesa serian los lazos de Polonia y Hugria con el mercado capitalista mundial...
"¿Y que pasaria con las industrias nacionalizadas? Su suerte seria servir los intereses de los campesinos y la pequeña burguesia y las necesidades de comercio con los capitalistas occidentales. Hungria y Polonia pueden convertirse en estados capitalistas sin desnacionalizar una sola fábrica industrial de imporancia: sólo hay que convertir la industria... en un apéndice de la economia campesina y del mercado mundial."
-Shane Mage, The Hungarian Revolution (1959)
Polonia se ha convertido, hasta un grado considerable, en un apéndice de la economia capitalista mundial no, como proyectaba Mage, bajo un partido "democrático" pequeñoburgués, sino bajo una burocracia estalinista débil que ha intentado comprar la tolerancia de una clase obrera combativa y de los retrogrados pequeños propietarios campesinos al hipotecar la riqueza del pais a los imperialistas.
En consequencia, la respuesta de la burguesia mundial, especialmente la de Alemania Occidental, a la crisis polaca se divide entre los intereses financieros a corto plazo y el apetito histórico de derribar el poder estatal proletario en el bloque soviético. La mayoria de los banqueros germano-occidentales quieren que Gierek obtenga las mejores condiciones posibles. Después de todo, lo han presionado durante años para que elimine el subsidio a la alimentación e imponga otras medidas de austeridad. Pero el derechista Franz-Josef Strauss pidió una moratoria de nuevos préstamos a Polonia para chantajear al régimen, forzándo-lo a acceder a todas las demandas del comité de huelga.
Sin embargo, no se puede considerar la relaciones de Polonia con el capitalismo occidental sin tomar muy en cuneta a la Unión Soviética. Tratarlo seria realmente representar "Hamlet" sin el principe danés. Las experiencias de 1970 y 1976 convencieron al Kremlin de que si las masas polacas fueran presionadas demasiado fuerte a fin de pagar la deuda exterior, habria una explosión popular que, no importa el rumbo que sigeuiera, dañaria a la URSS. Por eso los rusos estan pagando buena parte de la deuda polaca, tanto directamente como con el envio de productos agricolas al régimen de Varsovia. En cierto sentido, Polonia se ha convertido en un intermediario a través del cual el capital finaciero occidental extrae la plusvalia de los obreros y campesinos soviéticos (cuyos niveles de vida son considerablemente inferiores al de los polacos). Si los obreros polacos no se han dado cuenta de esto, los banqueros occidentales si. El órgano interno de la comunidad finaciera internacional, el Economist (9 de agosto) de Londres, escribe sobre la crisis actual:
"En las crisis anteriores de Polonia, la Unión Soviética ha intervenido con dinero y ventas de emergencia de cereales. Pero puieda que los viajes mendicantes de los polacos a Moscu empiezan a molestar. La Unión Soviética ya ha prestado mil millones de dólares a Polonia esta primavera para efectuar los pagos más necesarios sobre la deuda [polaca]."
Otro banquero internacional, quien prefirió guradar el anonimato, remarcó ¡que una intervención militar soviética acrecentaria el atractivo crediticio de Polonia (New York Times, 31 de agosto de 1980)!
Una tarea clave que confronta el proletariado polaco es romper la garra económica del imperialismo. El comité de huelga del Báltico exige "pleno abastecimiento del mercado interno con productos alimenticios, limitando la exportación a los excedentes." (No exige, sin embargo, una limitación de las importaciones.) La autarquia económica no es lo que necesita Polonia. Al contrario, la planificación económica socialista deberia utilizar al máximo la división internacional del trabajo, exportando e importando hasta el limite.
Lo que si haria un gobierno obrero revolucionario en Polonia seria anular la deuda exterior. Bueno, no totalmente. Los obreros podrian exportar al camarada Edward Gierek a Alemania Occidental, donde pudiera pagar sus deudas trabajando en alguna mina del carbón en el Ruhr. Buena idea, dirá algún obrero polaco, pero ¿se resignarian los banqueros de Frankfurt a perder unos 20 mil millones de dólares encogiéndose de hombros? Y no habrán represalias imperialistas, sean económicas o militares? Los obreros polacos pueden rechazar tales represalias sólo por la movilización de las clases trabajadoras de Europa Occidental, sobre todo la de Alemania Occidental, bajo la bandera de unos Estados Unidos Socialistas de Europa.
¡Por la unidad revolucionaria de los obreros polacos y rusos!
Todas las fuerzas organizadas de la vida politica de Polonia – la burocracia estalinista, la iglesia y todas las alasas del moviemiento disidente – inculcan una hostilidad hacia Rusia como el enemigo del pueblo polaco. Los regimenes de Gomulka y de Gierek amenazaron constantemente con que toda lucha de masas, incluso huelgas puramente económicas, provocaria la intervención del Ejército Rojo Soviético. "Nuestros aliados fraternales están preocupados" fue la frase corriente. Y por supuesto la iglesia del papa Wojtyla y el movimiento disidente agrupado en torno a ella tienen como su objectivo maximo la "independencia nacional"(¿como bajo Pilsudski?), aunque difieren entre si en cuanto a cómo lograr esto.
Un sello propio de un partido revolucionario en Polonia es una orientación positivia hacia la clase obrera rusa (que, dicho sea de paso, paga una parte importante de la deuda de Polonia al Occidente). Y aqui no se trata simplemente de un internacionalismo proletario abstracto. Es cuestión de vida o muerte.
Las ilusiones en una supuesta buena voluntad de las potencias capitalistas occidentales, ilusiones ampliamente difundidas en Europa del Este, no se extienden a la Unión Soviética. Después de perder unos 20 millones de vidas combatiendo a la Alemania nazi, el pueblo soviético entiende que el arsenal nuclear de la OTAN está apuntado hacia él. Esta comprensión es ahora mayor aun con las abiertas amenazas por Washington de un ataque nuclear preemptivo. Las masas soviéticas también saben que la guerra de las potencias imperialistas contra su pais, sea fria o caliente, empezó con la Revolución Bolchevique de Octubre de 1917. Los trabajadores rusos consideran a los "disidentes" prooccidentales, como Sajarov, traidores a la revolución socialista. Y lo son.
Si el Kremlin considera que puede confiar en el ejército soviético, basado en la conscripción, para reprimir cualquier levantamiento de masas en Polonia o Checoslovaquia, ello no se explica simplemente por una disciplina mecánica o el chauvinismo gran ruso. El pueblo soviético teme a la transformación de Europa del Este en estados hhostiles, aliados con el imperialismo, que extendiera la OTAN hasta su propia frontera. Los burócratas del Kremlin se sirven de este temor legitimo para aplastar la rebeldia popular y las aspiraciones democráticas en Europa del Este, como fue el caso en Checoslovaquia en 1968. Circularon entonces numerosos informes de que habia gran confusión entre los soldados soviéticos cuando al entrar a Praga encontraron no una contrarrevolución fascistoide sangrienta, como se les habia dicho, sino protestas por obreros comunistas y estudiantes de izquierda.
Los obreros polacos revolucionarios no pueden atraer a los soldados soviéticos a menos que les aseguren que defenderán aquella parte del mundo en contra del ataque imperialista. Un gobierno obrero polaco debe ser un baluarte militar contra la OTAN. Y una revolución politica proletaria en Polonia debe extenderse a la Unión Soviética o, de un modo o otro, será aplastada.
- ¡Por sindicatos independientes del control burocrático y basados en un programa de defense de la propiedad socializada!
- ¡Por la absoluta separación de la iglesia y el estado! ¡Combatir la reacción nacional-clerical! ¡Vigilancia contra el restauracionismo capitalista!
- ¡Promover la colectivización de la agricultura!
- ¡Por el control obrero de la producción, los precios, la distribución interna y el comercio exterior!
- ¡Por la revolución politica proletaria contra la burocracia estalinista – Por un gobierno basado en los consejos obreros democráticamente elegidos (soviets)!
- ¡Romper la garra económica imperialista – Anular la deuda exterior! ¡Hacia la planificación económica socialista a escala internacional!
- ¡Por la defensa militar de la URSS contra el imperialismo! ¡Por la unidad revolucionaria de las clases trabajadoras polacas y soviéticas!
- ¡Por un partido trotskista en Polonia, sección de una IV Internacional reforjada!