Revolución y Contrarrevolución en Bolivia
Una respuesta a la polémica de Guillermo Lora, del POR boliviano, contra la tendencia espartaquista. Una defensa bien escrita del internacionalismo y una condena del centrismo del POR.
de Spartacist Numero 18, Octubre de 1986
Bolivia, marzo de 1985: Un régimen de frente popular en bancarrota con la reacción burguesa en caos; una oficialidad sin confianza en la solidez de su control de las tropas; un proletariado organizado, con los mineros a la cabeza, ocupa La Paz, la cuestión del poder está a la orden del día. La situación clamaba por una vanguardia revolucionaria bolchevique-leninista, un partido trotskista, para encabezar a las masas oprimidas en la lucha por soviets de obreros y campesinos. En su ausencia, la huelga general fue derrotada desde dentro por sus dirigencias burocráticas entreguistas, incluyendo a los estalinistas, con la complicidad del centrista, seudotrotskista Partido Obrero Revolucionario (POR) de Guillermo Lora.
El 20 de septiembre de 1985, publicamos en Workers Vanguard No. 387 nuestro análisis de la derrota de marzo bajo el titulo "Bolivia en la cuerda floja", revelando la traición perpetrada por el POR. Este articulo aparece en la página 1 de este número. El 1º de noviembre de 1985, en la secuela de la derrota de marzo y su desastrosa campaña electoral y ante el amplio descontento en su militancia, Lora escribió una polémica contra nuestro análisis bajo el título "Los cacatúas de Workers Vanguard", reproducida en la página 22 de este número. Nuestra respuesta a esa polémica aparece a continuación.
Respuesta a G. Lora, loro del nacionalismo
Guillermo Lora se halla en un grave aprieto político. Después de la derrota de la huelga general casi insurreccional de marzo de 1985, el dirigente del Partido Obrero Revolucionario (POR) boliviano proclamaba triunfalmente que "la situación revolucionaria se profundiza" y "esta es nuestra hora". Seis meses más tarde, Lora estaba "metido en una covacha". Luego de las elecciones de julio de 1985, el presidente nombrado a dedo por el Departamento de Estado norteamericano, Víctor Paz Estenssoro, decretó un programa de austeridad mortal y quebró la desesperada resistencia de las masas por medio de un estado de sitio. Y ahora, enfrentado con una crisis dentro del POR a raíz de su seguidismo de marzo (cuando no llamó por soviets obreros) y su electorerismo de julio (presentando listas completas de candidatos en todos los departamentos del país), Lora lanza una larga polémica autojustificadora contra la tendencia espartaquista internacional (TEI), estos "profesionales del internacionalismo" que llaman la política del POR por su nombre propio: traición nacionalista y frentepopulista, al programa trotskista y a la revolución boliviana.
¿Por qué se metió Lora en s covacha? Resulta que el intrépido líder porista se estaba escondiendo de sus acreedores a causa de su campaña electoral. Cuando no alcanzaron el mínimo de 50.000 votos (recibieron 13.712 en todo el país), el estado le aplicó una multa equivalente a unos US$7.000. (En otros países como Inglaterra; esto significaría "perder su depósito", pero el estado boliviano cobra a posteriori.) Denunciamos enfáticamente esta medida antidemocrática, dirigida en primer lugar a obstaculizar la participación de tendencias izquierdistas en las "contiendas" electorales. Pero la misma campaña electoral del POR lorista fue un ejercicio del más puro cretinismo electoral. No sólo lanzó la consigna poco clasista: "recibe con la mano derecha el soborno de los burgueses y vota con la izquierda", sino que presentándose como un partido de masas que dista mucho de ser, el POR presentó 158 candidatos, que en la situación de retirada del movimiento obrero, ponía en peligro a sus mismos militantes. ¡Y ahora monta una campaña internacional para pagar la cuenta de su propio oportunismo! Pero éste no es sino otro caso de una larga lista de estafas políticas de G. Lora.
Por más de 40 años, la historia de Bolivia ha conformado un ciclo de golpes militares y "frentes populares" que amarran a los obreros y campesinos a una fantasmagórica burguesía "nacional". Al disipar la crisis prerrevolucionaria de marzo de 1985, que había puesto de rodillas al gobierno frentepopulista de la UDP de Hernán Siles, se abrió el camino a la victoria del programa de "contrarrevo-lución democrática" de los imperialistas yanquis. Hoy, mientras las masas gimen bajo la política hambreadora del FMI, que ha quebrado la espiral inflacionaria congelando los salarios y diezmando al proletariado boliviano, ya es hora de fijar responsabilidades por la continua "crisis boliviana". No son solamente los reformistas y burócratas sindicales quienes han encadenado al proletariado boliviano, capitulando ante todo régimen "democrático" (y no pocos regímenes militares). Desde la revolución de 1952 que por primera vez llevó a Paz Estenssoro al poder, el autoproclamado trotskista Lora ha ido a la cola de nacionalistas burgueses y reformistas sindicales, rehusando en los momentos decisivos luchar por el poder obrero.
Lastimado por nuestra denuncia de su política centrista (ver "Bolivia en la cuerda floja" en este número), Lora condena a los espartaquistas como los... "profesionales del internacionalismo". Para cualquier trotskista auténtico,
formado en la lucha contra el programa nacionalista de los estalinistas del "socialismo en un solo país", este es todo un elogio. No podemos imaginar mejor profesión que la del internacionalismo. El hecho de que Lora considera esto como un insulto sólo subraya lo que siempre hemos dicho: que él ha hecho del nacionalismo su profesión. Hemos citado su repetida proclamación de que "la reconstrucción de la IV Internacional se hará partiendo de la experiencia
boliviana," pero que la situación boliviana "no permite al POR dedicar mucha atención al problema internacional." Para Lora "el exterior" y la lucha por el partido mundial de la revolución socialista no son sino un pequeño "problema internacional" para el cual "los revolucionarios bolivianos" no tienen tiempo.
La diatriba de G. Lora contra "Los cacatúas de Workers Vanguard" en su publicación La Colmena, del 1° de noviembre de 1985, presta un excelente servicio tanto a nosotros como a los trabajadores bolivianos. Tachándonos de "yanquis" y culpando a los mineros bolivianos por el rechazo del POR a luchar por soviets, Lora expresa la disyuntiva con claridad. Lora se pronuncia por el nacionalismo, la colaboración de clases y una concepción enteramente menchevique del partido proletario. La tendencia espartaquista internacional lucha por el internacionalismo, el programa de la revolución permanenté, y la construcción del partido leninista de vanguardia a escala mundial. Hoy, con la espectacular implosión del healysmo y el extenso desprestigio de los mandelistas, morenistas y lambertistas – cuya política antisoviética y frentepopulista está directamente contrapuesta al trotskismo – Lora ha presentado a la TEI como la alternativa para quienes buscan el camino al bolchevismo a la luz de la experiencia boliviana.
Guillermo Lora: Menchevique nacionalista
Lora nunca ha ocultado su concepción de que Bolivia es el centro del universo. Se jacta de que "Bolivia constituye la experiencia más rica del trotskysmo mundial." Permítannos discrepar. Rusia fue el crisol en el cual se forjaron el partido y el programa leninista-trotskistas. Es la experiencia de los bolcheviques en la preparación de la Revolución de Octubre de 1917, la primera (y hasta hoy la única) revolución proletaria victoriosa de la historia, la que constituye la fuente de las lecciones más básicas del comunismo. La posición de Lora es totalmente contraria a la de Lenin y Trotsky, cuya lucha por el internacionalismo hizo posible la Revolución de Octubre. Echar las bases de la Internacional Comunista y preparar la Revolución Rusa fueron dos aspectos de la misma lucha. Como observó León Trotsky, en su lucha contra la degeneración burocrática del Partido Bolchevique bajo Stalin:
"La ruptura con la posición internacionalista conduce siempre, inevitablemente, al mesianismo nacional, esto es, al reconocimiento de ventajas y cualidades inherentes al propio país, susceptibles de permitir a éste desempeñar un papel inasequible a los demás."
-La revolución permanente, 1929
Bolivia sí es el país latinoamericano donde el trotskismo tiene amplio renombre, donde los mineros indígenas vuelcan la vista hacia autoproclamados trotskistas para ponerlos al frente de su lucha contra las traiciones estalinistas, y donde incluso reformistas y nacionalistas empedernidos de vez en cuando se prestan del vocabulario "trotskista" para mantener control de uno de los proletariados más combativos dél continente. Pero el POR de Lora, construido en el aislamiento nacional, nunca ha sido trotskista. Desde su fundación, el POR no ha formado parte integrante de una internacional revolucionaria democrático-centralista, con sus acciones sujetas a la crítica y las correcciones de camaradas de otros países. El rechazo activo de Lora al internacionalismo trotskista es la otra cara de la moneda de su capitulación ante su "propia" burguesía. Siguiendo la expresión de Trotsky, quien denunció a los estalinistas en Alemania por "nacional-comunismo", podríamos llamar a Lora un "nacional-trotskista", una contradicción total.
Las "relaciones internacionales" de Lora siempre han tenido un carácter puramente decorativo, y aparentemente las valora de acuerdo a la cantidad de sus voluminosos escritos que sus confederados publiquen. El POR no tuvo ningún vínculo directo con la IV Internacional durante la vida de Trotsky. Después de la Segunda Guerra Mundial se establecieron relaciones con el Secretariado Internacional de la IV Internacional bajo Michel Pablo. Pero M. Pablo se contentaba con fanfarronear sobre los grandes éxitos en la lejana Bolivia y dejó a Lora y Cía. seguir su curso de colaboración con los nacionalistas burgueses. En 1953 la IV Internacional fue destruida como organización en la lucha entre los pablistas y las fuerzas dirigidas por James P. Cannon y el Socialist Workers Party norteamericano (aliados con la sección británica, bajo Gerry Healy) que
tardíamente se unieron a los franceses (bajo Pierre Lambert) en defensa del programa trotskista contra el liquidacionismo de Pablo. La respuesta de Lora fue condenar ambos lados como "sectas" y gloriarse en su aislamiento nacional, escribiendo en 1960 que "Lo más justo que ha podido hacer el POR ha sido emanciparse de esa odiosa tutela" de la IV Internacional (José Aguirre
Gainsborg, fundador del POR).
Lora no estableció otros vínculos internacionales hasta 1969-70, cuando el POR participa sucesivamente en una serie de bloques nacionalmente federados empezando con el Comité Internacional de Healy y Lambert. A la ruptura
de éste, en la cual Healy usa contra Lambert la traidora actuación del POR en Bolivia en el 71, Lora participa en el Comité de Organización por la Reconstrucción de la Cuarta Internacional (CORCI) junto a Lambert. Finalmente participa en la Tendencia Cuartainternacionalista (TCI), formada por la ruptura de la mayoría de las secciones latinoamericanas del CORCI, bajo la dirección de Lora y Jorge Altamira (del grupo argentino Política Obrera). La TCI correspondió más estrechamente a la concepción de Lora de un movimiento "trotskista" puramente latinoamericano centrado en su POR. Pero también estalló al poco tiempo a raíz de los contradictorios apetitos nacionales de los socios del bloque. El comentario de Trotsky sobre una generación anterior de oportunistas nacionales se aplica igualmente a Lora:
"Como todos saben, su 'internacionalismo' es la suma aritmética de sus politicas nacionales opportunistas. No tenemos nada que ver con esto. Nuestra orientación internacional y nuestra politica nacional están indisolublemente ligadas."
¨...solo una organización internacional puede ser la portadora de una ideologia internacional."
– Carta abierta a todos los militantes de la Leninbund", 6 de febrero de 1930
A diferencia de Trotsky, para Lora la regla es: cubrirse con la autoridad otorgada por unas "relaciones internacionales", pero que nadie se meta en sus asuntos. Y en general el POR tampoco "se mete en los asuntos" del "exterior". Leyendo Masas, el periódico de Lora, uno nunca se imaginaría que el imperialismo estadounidense está montando una campaña de guerra contra el estado obrero degenerado soviético. La atención de Masas se centra en "el pequeño país del altiplano" a tal grado que casi no menciona tales "problemas internacionales" como la rebelión negra en Sudáfrica, la feroz guerra civil en El Salvador, el terror de los contras mercenarios de la CIA contra la Nicaragua sandinista, o la huelga minera británica de 1984-85. Lo que sí subraya Lora son las disputas de los gobernantes burgueses de Bolivia con sus vecinos, como cuando acusó al dictador Banzer de vender la patria a Chile y Perú y traicionar la "gran tarea nacional" de reconquistar una salida al mar. Allí sí no llegan sus pretensiones de nacionalista latinoamericanista.
En cuanto a "extranjeros" que se atrevan a criticar a "los revolucionarios bolivianos", Lora suele "responder" con el más grosero chauvinismo nacional. Su arraigada estrechez de miras nacionalista es tan extrema que a veces suena como una caricatura de sí mismo. En un pasaje de su "polémica" contra la TEI vitupera contra los "pequeños burgueses yanquis pequeñoburgueses". La gritería vulgar contra "yanquis" y las posturas tercermundistas reflejan la claudicación sistemática de Lora no sólo ante la política de su "propia" burguesía, sino también ante sus valores sociales. En "Obreros bolivianos sacuden al frente popular" (Spartacist [edición en español] No. 13, noviembre de 1983) escribimos:
"Para los abusivos imitadores de la 'izquierda' nacionalista pequeñoburguesa, lo que se entiende como una escisión programtica seria gritar: 'Carbon me encamo con tu mujer. Y tú robas fondos del partido' Y por supuesto echan la culpa de todo a agentes yanquis de la CIA, excusando asi a sus propia clases dominantes."
Meses más tarde, ante un evento público en la universidad paceña, cuando militantes espartaquistas trataron de vender ese número de la revista a Guillermo Lora, como se era de esperar ¡su respuesta fue llamarles "agentes de la CIA"! El propósito de esta calumnia fue intentar aislar a los jóvenes poristas de nuestro desenmascaramiento del menchevismo del POR. Y sin embargo ahora dedica un número entero de su publicación personal a una polémica política contra "agentes de la CIA". El cinismo de Lora sólo logra ponerle en ridículo.
Lora culpa a los obreros norteamericanos
Una de las virtudes dudosas de la polémica de Lora es que expresa abiertamente una posición mantenida por nacionalistas y estalinistas a lo largo y ancho de América Latina, pero que muy pocas veces ponen por escrito. Da por perdido al proletariado norteamericano como irremediablemente corrompido por el imperialismo e incapaz de ser ganado al partido revolucionario:
"Seria todo un absurdo el esperar que se dé en la metrópoli saqeadora de gran parte del mundo un poderoso partido revolucionario...
"El proletariado norteamericano siguiendo a su burguesia rapaz se convierte en un muro que impide un gran desarrollo de los grupos llamados trotskystas..." (subrayado nuestro)
En otras palabras, sostiene que en los Estados Unidos no puede existir ningún partido revolucionario porque es un poderoso país imperialista. Esto no es marxismo sino el más grosero nacionalismo tercermundista.
Mientras Lora reprende a los radicales "yanquis pequeñoburgueses", él toma la misma posición que los peores nuevoizquierdistas pequeño burgueses norteamericanos de la década del 60, quienes argüían que el imperialismo había sobornado a todo el proletariado norteamericano, y que la lucha por la construcción de un partido para dirigir la revolución proletaria en los EE.UU. era por lo tanto "todo un absurdo". Fue en encarnizada lucha política a fines de los años 60 contra estos maoístas y guevaristas antiproletarios, y su retórica de "rodear a la metrópoli" por el Tercer Mundo que construimos la Spartacist League/ U.S. Esta es una versión "radical" de la mentira liberal de que el capitalismo imperialista ha eliminado la lucha de clases y satisfecho las necesidades de la clase obrera norteamericana.
La realidad es muy distinta. No se trata simplemente de rendir homenaje a los mártires del Haymarket en Chicago, cuya lucha por la jornada de ocho horas a fines del siglo pasado dió nacimiento al 1º de Mayo, o a las trabajadoras textiles de Nueva York quienes iniciaron el Día Internacional de la Mujer. Hoy en día la misma Guardia Nacional enviada a Honduras para ayudar a los contras contra la Nicaragua sandinista es lanzada contra la huelga de los empacadores de carne de Hormel y los mineros del cobre de Arizona. Hoy los trabajadores de las enlatadoras de Watsonville, California, tienen un año de encarnizada huelga, enfrentando arrestos masivos y brutal violencia policíaca. Desde Baltimore en la costa oriental hasta el Area de la Bahía de San Francisco, el asesinato deliberado de huelguistas se ha convertido en un suceso frecuente bajo el gobierno de Reagan, en los intentos de los capitalistas por aplastar los sindicatos y recortar los salarios. Esta guerra contra los obreros norteamericanos forma parte del reflejo en el terreno nacional de la campaña de guerra antisoviética del imperialismo estadounidense.
Como lo es también la guerra contra el pueblo negro en los Estados Unidos, que está siendo linchado y hasta bombardeado, como ocurrió con la comuna negra MOVE en Filadelfia el año pasado. Para Lora, los obreros negros – talón de Aquiles del imperialismo estadounidense y sector clave de la revolución norteamericana – parece que no existen. ¿Es que él cree que ellos también son un "muro" que impide la construcción del partido revolucionario? ¿Piensa acaso que el capitalismo imperialista racista ha liberado al pueblo negro? Es más probable que a este menchevique nacionalista insular simplemente no le importe el explosivo potencial revolucionario de la lucha por la liberación negra mediante la revolución socialista, y que no lo considere sino como otro lejano "problema internacional".
Pero la suerte de las masas trabajadoras de América Latina está inseparablemente ligada al futuro de la lucha de clases "en las entrañas del monstruo". Esto es algo que está bien claro para todo obrero consciente cubano o nicaragüense enfrentado cara a cara con las fuerzas del imperialismo estadounidense. Como proclamó un llamamiento de la Internacional Comunista a los trabajadores de las Américas en 1921:
"'La revolución en nuestro pais, combinada con la revolución proletaria en Estados Unidos', tal es la consigna del proletariado revolucionario y del campesinado pobre de América del Sur."
– citado en Michael Lowy, El marxismo en América Latina, 1982
Todo programa para una revolución en Latinoamérica que no luche por la revolución en Norteamérica es reaccionario y utópico. Y hoy la "bomba de la deuda" latinoamericana amenaza la estabilidad financiera de Wall Street al mismo tiempo que millones de proletarios hispanos en los EE.UU. forman un puente humano para la lucha revolucionaria a través del Río Bravo. Hay una base bien sólida para realizar la predicción de Trotsky de que "el bolchevismo americanizado aplastará y conquistará al americanismo imperialista."
Las condiciones objetivas están sobremaduras para una explosión de lucha de clases en la ciudadela del imperialismo mundial. Es la dirección la que falta: los lugartenientes laborales del capital, sobornados por el imperialismo, fieles
sirvientes del Partido Demócrata, mantienen su control asfixiante sobre el movimiento obrero. Los seudoizquierdistas hacen todo lo posible por mantener ese control, que perpetúa el indiscutible atraso político del proletariado norteamericano.
Habiendo rechazado el bolchevismo internacionalista a favor del menchevismo nacionalista, Lora reprueba a Trotsky por su "grave equívoco" de cifrar "tantas esperanzas" en el entonces revolucionario Socialist Workers Party de James Cannon. Pontifica que "No se ha podido aún poner en pie el marxismo, el trotskysmo, norteamericanos." Hay un precedente para este ataque, uno bien conocido por Lora. En su grotesca diatriba León Trotsky y Wall Street (1959), el ex trotskista argentino Liborio Justo ("Quebracho") acusó a Cannon y Trotsky de capitular al imperialismo norteamericano durante y sobre la cuestión de la Segunda Guerra Mundial. ¡Pero los dirigentes trotskistas norteamericanos fueron encarcelados por su oposición internacionalista a la guerra imperialista! Tanto para Justo como para Lora, el propósito fue el mismo: justificar su propia capitulación al nacionalismo.
Lora presenta a los cuartainternacionalistas norteamericanos en la época de Trotsky como poco más que una secta literaria. Al contrario, el grupo de Cannon vino del Partido Comunista estadounidense como cuadros duros y experimentados con verdaderas raíces dentro de la clase obrera. En 1934, un año antes de la fundación del POR, dirigieron la huelga general de Minneapolis – una lucha clave que contribuyó a preparar el terreno para las campañas masivas de organización sindical y las ocupaciones de fábricas que construyeron el poderoso CIO (Congreso de Organizaciones Industriales). Y más importante aún, James P. Cannon fue el colaborador político más importante de Trotsky en el período de la fundación de la IV Internacional. Trotsky elaboró el Programa de Transición con la dirección del SWP, y libró junto con Cannon la última batalla política de su vida – la lucha contra la oposición pequeño burguesa que había abandonado la defensa militar incondicional de la Unión Soviética. Esta lucha fue decisiva en armar la IV Internacional entera para la guerra que se aproximaba.
Hoy día la TEI lucha por el renacimiento de la IV Internacional, para construir un partido mundial de la revolución socialista que Trotsky hubiera reconocido.
Lora pinta a los espartaquistas como una tendencia "norteamericana", (Presumiblemente esto convierte también en "norteamericanos" a nuestros camaradas en Francia, Inglaterra, Sri Lanka [Ceilán] y otros países.)
Pero somos una tendencia "norteamericana" sólo en la medida en que somos una tendencia rusa. Como observamos en Spartacist (edición en inglés) No. 36-37, invierno de 1985-86:
"...fue la continuidad ininterrumpida del SWP norteamericano con la Internacional Comunista de Lenin y Trotsky mediante los cuadros fundadores del SWP que nos permite ser distintos de tantos neuvoizquierdistas europeos quienes pensaban que eran trotskistas, habiendo aprendide el 'trotskismo' de los libros después de que el estalinismo, el facismo y la guerra habian aniquilado fiscamente a los cuadros...
"Los boletines internos y los tomos de los escritos de Cannon están al alcance de todos nosotros. No hay nada especialmente norteamericano en esto – sólo somos afortunados en venir de un enclave protegido, a diferencia de los búlgaros o los chinos o vietnamitas, la Oposición de Izquierda rusa, o los frágiles núcleos trotskistas europeos cuyos delgados hilos de continuidad humana con la IV Internacional fueron simplemente fisicamente aniquilados por el fascismo y la guerra."
El POR Y la revolución boliviana de 1952
Estas observaciones también iluminan en alguna medida la historia del Partido Obrero Revolucionario boliviano. Bolivia nunca tuvo una sección de la Internacional Comunista de Lenin y Trotsky. Cuando se fundó el POR en 1935, lo fue sobre la base de un programa reformista, nacionalmente limitado, que no hizo mención alguna del estado, de ninguna cuestión fuera de Bolivia, ni tampoco del movimiento por la IV Internacional de Trotsky, con el cual no tenía ninguna relación organizativa. Poco después, el POR se disolvió en el grupo nacionalista estudiantil Beta Gama, que incluía a muchos de los futuros fundadores del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR). Sumamente inestable en sus primeros años, la dirección del POR fue asumida en 1946 por el joven estudiante universitario Guillermo Lora.
Como en Ceilán (Sri Lanka), la mayoría del proletariado boliviano adquirió conciencia de clase después de que la Comintern estalinizada se había volcado al frente popular con la burguesía "democrática". Así, como en el caso del en ese entonces centrista LSSP (Lanka Sama Samaja Party) ceilanés, el camino estaba abierto para que intelectuales radicales asqueados por el estalinismo y que habían leído algunos libros de Trotsky adquiriesen cierta influencia sobre las masas. Para fines de la década del 40, los estalinistas tenían ministros en un gobierno de la "Rosca", la oligarquía tradicional de los barones del estaño y los
latifundistas, y fueron responsables por notorias masacres de los mineros del estaño. Bajo Lora, el POR se encaminó a llenar un vacío político. Desafortunadamente, sin la dirección de la IV Internacional, y encerrados dentro de los límites de este país terriblemente atrasado, estos aspirantes a revolucionarios no lograron encontrar el camino al trotskismo auténtico.
El POR, al contrario, estableció un bloque a largo plazo con el ala laboral del MNR burgués, personificada por Juan Lechín, dirigente del sindicato minero. En esta alianza, parafraseando a Bismarck, el POR era el caballo y Lechín el jinete. En su polémica en La Colmena Lora escribe rabioso que "Eso de que 'Lora comenzó su carrera "trotskysta" como consejero del burócrata Lechin del MNR' es simplemente una estupidez dicha de mala fe." Sin embargo, en seguida dice:
"Se buscó, como era un deber elemental, convertirlo en revolucionario, educarlo dentro del marxismo, otra cosa es que esto no se logró. Sin embargo Lechin actuó como canal que llevó algunas ideas poristas al seno de las masas."
El gran triunfo de Lora en introducir "algunas ideas poristas" fue la famosa "Tesis de Pulacayo", el programa escrito por el POR que fue adoptado por la federación minera en 1946. Pero mientras que reflejaba la combatividad de los mineros bolivianos y popularizó varias consignas del Programa de Transición de Trotsky, la tesis de Lora omitió cualquier mención del partido revolucionario, la dirección consciente que es la clave de la revolución proletaria. La Tesis de Pulacayo es un documento sindicalista, que sirvió para reforzar las credenciales seudorrevolucionarias del burócrata sindical nacionalista Lechín.
Fue en la "Revolución Nacional" boliviana de 1952 que el POR llevó su línea menchevique hasta su conclusión lógica de traición a la clase. En abril de 1952, una conspiración golpista entre el MNR y el jefe de los carabineros (policía nacional) precipitó una insurrección popular en la cual obreros armados aplastaron al ejército burgués.
Mientras que las milicias obreras patrullaban las calles, los sindicatos establecieron una poderosa federación, la Central Obrera Boliviana (COB), que llegó a ser la máxima autoridad no solamente para el movimiento obrero
organizado sino también para gran parte del campesinado y de la pequeña burguesía urbana. El POR fue influyente en el comité ejecutivo de la COB, pero a pesar de la promesa resonante de la Tesis de Pulacayo de que los dirigentes mineros jamás entrarían en un gobierno burgués, Lechín entró en el gabinete emenerrista de Víctor Paz Estenssoro como "ministro obrero".
Mientras que los mineros exigían control obrero de las recién nacionalizadas minas de estaño y los campesinos se anticipaban a la prometida reforma agraria tomando algunas haciendas grandes, los "ministros obreros" fueron el instrumento de la burguesía para subordinar a las agitadas masas al régimen capitalista. Más tarde, Lora criticaría este "co-gobierno", pero en ese entonces, en vez de condenar la participación de Lechín en el gobierno burgués, la presentó como una victoria de los trabajadores sobre el ala derecha del MNR. En una entrevista publicada en el Militant del SWP (12 Y 19 de mayo de 1952), Lora dijo que el POR "apoya a la fracción de izquierda del nuevo gabinete." Al año siguiente, el X Congreso del POR adoptó una resolución declarando que:
"Lejos de plantear la consigna del derrocamiento del régimen de Paz Estenssoro, lo apoyamos para que pueda resistir la ofensiva de la Rosca, y llamamos al proletariado internacional a defender incondicionalmente a la revolución boliviana y su gobierno transicional."
– retraducido del francés, de G. Lora, Bolivie: de la naissance du P.O.R. a l'Assemblée Populaire, 1972
El POR concretiz'o su demanda por el "Control total del Estado por el ala izquierda del MNR" (Lucha Obrera, 5 de julio de 1953), llamando a Paz a "recoger las aspiraciones de los trabajadores organizando un gabinete integrado, exclusivamente, por hombres de la izquierda de su Partido" (Lucha Obrera, 23 de agosto de 1953).
La posición marxista revolucionaria hacia este tipo de régimen fue expuesta por Lenin en su famoso telegrama de marzo de 1917 al comité central bolchevique protestando la línea de Stalin y Kamenev de apoyo al gobierno provisional de Kerensky "en la medida en que lucha contra la reacción y la contrarrevolución". En oposición a esta posición, Lenin insistió: "desconfianza absoluta, ningún apoyo al nuevo gobierno; sospechar especialmente de Kerensky; el armamento del proletariado es la única garantía; ...ningún acercamiento a otros partidos." La Revolución de Octubre fue posible por la intransigente lucha de Lenin contra la colaboración de clases de los mencheviques y socialrevolucionarios quienes entraron en el gobierno burgués como "ministros obreros". La línea del POR de Lora fue la línea denunciada por Lenin en su telegrama de marzo y sus "Tesis de abril".
Habiendo prestado su autoridad "trotskista" a la colaboración de clases de Lechín, el POR comparte la responsabilidad del trágico desenlace de la revolución de 1952. Sobre la base de un decreto con la firma de Lechín, entre otras, el MNR reconstruyó el ejército burgués con dólares y asesores norteamericanos. Este ejército llegó a ser notorio por sus sangrientas masacres de los mineros combativos. El MNR invitó a los EE.UU. a hacerse cargo de la economía boliviana en 1957 bajo el "Plan Triangular" de austeridad y asaltos a los sindicatos, y firmemente aseguró las cadenas que sujetan a la empobrecida Bolivia semicolonial al imperialismo yanqui.
El "Frente Antiimperialista" de Lora – tración a la clase obrera
No habiendo aprendido nada de la contrarrevolución "democrática" llevada a cabo por el MNR con la complicidad del POR, éste repitió su traición a la siguiente oportunidad, en 1970-71, confiando nuevamente en un nacionalista burgués – esta vez uno uniformado. Esta traición fue adelantada por el papel de Lora en la preparación de la tesis política de la COB, adoptada en mayo de 1970 en un proceso de regateo programático entre el POR y el estalinista Partido Comunista Boliviano (PCB). El documento contiene referencias al "frente popular antiimperialista", "la necesidad de unir... a todas las fuerzas revolucionarias y antiimperialistas" y declaraciones como: "La expulsión del imperialismo y la solución de las tareas nacionales y democráticas aún pendientes, harán posible la revolución socialista." Como nosotros indicamos en ese entonces:
"Lo que este párrafo plantea es la teoria menchevique de etapas, pura y simple: primero la liberación nacional, luego la revolución socialist. Es el clásico pretexto reformista para la colaboracion de clases, que ha producido las más amargas y sangrientas derrotas de la clase obrera."
–"Centrist Debacle in Bolivia" (Fracaso centrista en Bolivia), Workers Vanguard No. 3, diciembre de 1971
Muy pronto el POR tuvo la oportunidad de poner en práctica la línea estalinoide de la tesis de la COB. Frente a una ruptura en el cuerpo de oficiales y un atentado golpista ultraderechista, en octubre de 1970 una huelga general dió lugar al régimen militar "izquierdista" del general populista Juan José Torres. (El jefe del ejército bajo Torres fue el general Reque Terán, uno de los comandantes del operativo de caza y asesinato del Ché Guevara.) Unos meses después, el Comando Político de la COB (integrado por Lechín, el POR y el PCB, entre otros) convocó a una "Asamblea Popular". Lora alabó la Asamblea como "el primer soviet de las Américas", pero la Asamblea fue convertida con el apoyo del POR en una caja de resonancia de apoyo a Torres. En su libro sobre los acontecimientos de 1970-71, Lora escribió: "En cierto momento, los nacionalistas con charreteras se convierten en aliados de la clase obrera y no en sus enemigos jurados" (Bolivia: de la Asamblea Popular al golpe fascista, 1972).
En su polémica contra nuestro artículo "Bolivia en la cuerda floja", Lora protesta: "Es falso que el POR hubiese abrigado esperanzas sobre la posibilidad de entrega de armas por Tórres." No sólo se contradice en la siguiente frase ("Podía entregarlas... "), sino que en un artículo escrito poco después del fracaso de 1971 declaró:
"En ese entonces era idea generalizada – compartida hasta por nosotros marxistas – que las armas serian cedidas por el equipo militar gobernante, por considerar que solo apoyándose en las masas y dotandoles de una decuada capacidad de fuego podria, por lo menos, neutralizar a la derecha gorila. La conclusión resultó completamente equivocada..."
–Bolivia: de la Asamblea Popular al golpe fascista, 1972
Mientras que Lora compartía las ilusiones suicidas de los reformistas de que los "nacionalistas con charreteras" armarían a las masas, Torres tenía más miedo a la clase obrera que a los oficiales derechistas. En el momento propicio la oficialidad burguesa, protegida por Torres, golpeó para aplastar a las masas desarmadas. El golpe sangriento del general Hugo Banzer dió la pauta para los golpes realizados poco después por Pinochet en Chile y Videla en Argentina.
Pero el hecho de que Torres y su furgón de cola izquierdista prepararon el terreno para el golpe de Banzer no llevó al POR a romper con ellos. Por el contrario, Lora procedió a formar su propio frente popular, el Frente Revolucionario Antiimperialista (FRA), junto con Torres, oficiales nacionalistas, Lechín, el PCB, y demás. El manifiesto de fundación del FRA (Masas, noviembre de 1971) caracterizó al derrocado régimen de Torres como "democrático y antifascista", alabó a los "sectores progresistas de las FF.AA.", y llamó por un "poder popular y nacional".
Hasta hoy, Lora enarbola el FRA como su modelo estratégico. En su polémica contra la TEI declara: "En Bolivia la protagonista de la revolución proletaria es la nación oprimida (varias clases sociales) y no únicamente el proletariado, aunque éste debe agigantarse como caudillo nacional." Esta referencia ritual a la "hegemonía del proletariado" tiene la misma función ahora como tenía cuando la recitaban Stalin y Mao para defender el "bloque de cuatro clases" en China, o en la boca de Salvador Allende justificando la Unidad Popular chilena.
Lora pregunta, "¿Por qué los norteamericanos y los europeos identifican la táctica del frente antiimperialista con el frente popular?" Su "respuesta" es citar la distinción entre naciones opresoras y naciones oprimidas. Entonces, ¿la colaboración de clases está mal en Francia o los EE.UU. pero muy bien en Bolivia? Esto niega directamente el programa trotskista de la revolución permanente. Trotsky desenmascaró este argumento cuando los estalinistas lo usaron para justificar su línea de "unidad antiimperialista" con el "nacionalista con charreteras" por excelencia Chiang Kai-chek:
"La vieja táctica menchevique... ahora es transferida a China... La lucha contra el imperialismo extranjero es una lucha de clases tanto como la lucha contra la autocracia. El hecho de que esto no puede ser exorcizado por un frente unido nacional está comprobado con demasiada elocuencia por los acontecimientos sangrientos de abril [el golpe de Chiang Kai-check en Shanghai], una consequencia directa de la politica del bloque de cuatro clases."
– "The Chinese Revolution and the Theses of Comrade Stalin" (La revolución china y las tesis de camarada Stalin), 7 de mayo de 1927
Y para Lora, a quien sólo le importa la experiencia boliviana, agregamos: también lo comprueba la experiencia de la "Revolución Nacional" de 1952 y el golpe de Banzer de 1971.
Marzo de 1985: Lora culpa a los obreros bolivianos
La negativa del POR a llamar por órganos del poder proletario, soviets, durante la huelga de marzo de 1985 fue la continuación lógica de décadas de menchevismo empedernido y seguidismo a Lechín. En su actual polémica, Lora se contorsiona tratando de justificar esta posición. Escribe: "La virtual ocupación de la sede del gobierno (La Paz) por una multitud de trabajadores mineros en huelga planteó, desde el primer momento y subrayado con descargas de dinamita, el problema del poder obrero...." Pero entonces se da vuelta y pretende que los espartaquistas llamaron por "la creación de soviets, importando poco en qué momento, dónde y bajo qué condiciones". ¡Qué falsificación más descarada! Nuestro llamado por soviets fue bajo aquellas condiciones que el propio Lora caracteriza como condiciones que planteaban "el problema del poder obrero". Sostener que era prematuro luchar por soviets en La Paz durante marzo de 1985 es sostener que las
condiciones nunca estarán maduras para la revolución.
Lora también recurre a la prestidigitación, tratando de confundir nuestro llamado por soviets con la consigna de los seguidores del aventurero argentino Nahuel Moreno, quienes llamaron por "todo el poder a la COB" – es decir,
¡un gobierno de Lechín y Cía.! Lora ni siquiera finge que el POR planteó la demanda de soviets y no encontró respuesta de las masas. Al contrario, excusa su política seguidista recurriendo al más grosero objetivismo y economicismo. Puesto que los soviets no surgieron espontáneamente, Lora recurre a su habitual excusa, de que las masas no estaban "listas":
"Eran las mismas masas las que, en el punto crucial de la lucha de clases, saban de su cabeza sus ideas preconcebidas, sus prejuicios, como un muro que se oponia a su propia acción. Como se ve, esas masas admirablamente politizadas, todavia precisaban de un mayor desarrollo en su conciencia."
Para encubrir su oportunismo, Lora sostiene que la demanda por el "salario mínimo vital con escala móvil" por sí misma muestra a las masas el camino al poder. Lenin tenía una palabra para calificar esta clase de política: economicismo. Como dijimos en nuestro artículo sobre los acontecimientos de marzo, no es que la demanda sea incorrecta en sí, sino que: "Con Bolivia en un estado de ruina, ninguna demanda económica tenía sentido fuera de una lucha por el poder. Y ésto es precisamente lo que Lora no planteó." En lugar de soviets el POR llamó por y se integró a un "frente de izquierdas", haciendo un bloque político con la burocracia de la COB, el partido nacionalista-burgués de Lechín, y el grueso de la seudoizquierda – dando una cobertura "trotskista" a la traición de la huelga realizada desde dentro por Lechín.
Y luego, para encubrir su propia traición, Lora mantiene que la huelga de marzo no fue derrotada. Si es así, ¿cómo se explica el hecho de que la izquierda en su totalidad obtuvo menos del 10 por ciento de los votos en las elecciones de julio, llevada a cabo ante la amenaza de Banzer (qúien prometió una "cirugía sin anestesia" para romper el poder de los sindicatos) y Paz Estenssoro, quien declaró abiertamente que implementaría la política del FMI para matar de hambre a los trabajadores? La huelga de septiembre no iba "aún mucho más lejos" que marzo, como insiste Lora – fue una desesperada acción defensiva. Los militantes consecuentes que buscan sacar las lecciones de la huelga de marzo, así como de las anteriores oportunidades revolucionarias fracasadas de 1952 y 1971, deben rechazar la demagogia oportunista que llama victoria a la derrota. En las palabras del Programa de Transición: "decir la verdad a las masas por amarga que ella sea" no es "derrotismo" sino una de "las reglas de la IV Internacional" de Trotsky.
Lora vs. el partido leninista
De los EE.UU. hasta Bolivia, Lora culpa a la clase y nunca a la dirección. Despues de la Guerra Civil Española de los años 30, apologistas del centrista POUM, encabezado por Andrés Nin, echaron la culpa de la derrota de la revolución a la "inmadurez del proletariado". León Trotsky, respondió a "Esta clásica maña, utilizada por todos los traidores, los desertores y sus abogados" en un ensayo sobre "Clase, partido y dirección" encontrado entre sus papeles después de que fue asesinado en agosto de 1940 por un agente estalinista. El problema, afirmó Trotsky, fue que "las masas, que continuamente han intentado abrirse camino hacia la vía correcta, se han encontrado con que producir una nueva dirección que corresponda a las necesidades de la revolución, en el ardor del combate, estaba por encima de sus fuerzas." El POUM "contaba sin duda alguna en sus filas con elementos proletarios revolucionarios", escribió. Pero mientras que el POUM criticaba los viejos partidos, e incluso hablaba de la revolución permanente, se subordinaba a ellos en todas las cuestiones decisivas:
"La verdadera desgracia es que Nin, protegiéndose con la autoridad de Lenin y la Revolución de Octubre no podia hacerse a la idea de romper con el Frente Popular."
Asi también Lora.
De acuerdo con su desprecio hacia la necesidad de una dirección revolucionaria consciente, Lora se opone a la concepción leninista del partido de revolucionarios profesionales. Este es el significado de su baladronada de que el POR "no tiene rentados", (¿Cuál es su alternativa, que el líder máximo se mantenga con la venta de sus voluminosos escritos...?) Aquí Lora toma partido con los mencheviques contra los bolcheviques de Lenin en la escisión de los socialistas rusos en 1903, Niega las lecciones de la lucha de la Comintern en sus primeros años por romper a los comunistas de Europa Occidental de las concepciones socialdemócratas de la organización del partido, según las cuales dirigentes del partido frecuentemente proseguían carreras exitosas en el mundo burgués. Trotsky, por ejemplo, escribió en una carta del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista: al naciente Partido Comunista Francés (junio de 1921):
"Hablando con aproximaciones, no menos de la tercera parte de los miembros del Comité Central deben ser profesionales del partido, mantenidos en la nomina de pago del partido y a completa disposición del partido."
Lora "explica" que el partido es el reflejo de la clase, ¿Cómo explicaría entonces, con su teoría, la formación del socialismo científico en la década de 1840 por dos jóvenes intelectuales alemanes, Karl Marx y Frederick Engels, en un período en el cual el proletariado industrial casi no existía en Alemania? ¿Y la aparición del bolchevismo en la Rusia de 1903 donde la clase obrera, que en su gran mayoría se componía de hijos de campesinos, aún volcaba la vista hacia los curas y el zar en busca de protección contra los capitalistas? El nacionalista Lora niega que el programa marxista se basa en la experiencia y los intereses históricos del proletariado internacional.
Esta versión obrerista del menchevismo clásico conduce directamente al rechazo del partido leninista de vanguardia. El menchevique de los últimos días, Tony Cliff, en su ensayo "Trotsky on substitutionism"· (1960), fulmina contra "el 'sustitucionismo' de la clase por el partido revolucionario", el supuesto "gran peligro de un desarrollo autónomo del partido y su maquinaria hasta que, en vez de sirviente de la clase, se convierte en su amo" (reproducido en el folleto del International Socialists, Party and Class). En otras palabras, según este paladín del "tercer campo" quien rehusa defender la Unión Soviética y las restantes conquistas de la Revolución de Octubre contra el imperialismo, la ¡degeneración burocrática de la Revolución Rusa se debe no al estalinismo sino al leninismo!
Los militantes del POR harían bien en examinar En defensa del marxismo de Trotsky y The Struggle for a Proletarian Party (La lucha por el partido proletario) de Cannon, volúmenes que documentan la lucha contra la oposición pequeñoburguesa dentro del SWP sobre la invasión soviética a Polonia y Finlandia. Hallarán que estos escritos podrían haber sido dirigidos contra las propias posiciones antisoviéticas de Lora sobre Afganistán y Polonia. Mientras Shachtman y Burnham siguieron a la cola de los liberales imperialistas que aclamaron a "la pobrecita Finlandia", dirigida por el carnicero mariscal de campo barón Mannerheim, hoy el POR aclama la "resistencia" de los "guerrilleros" que defienden la "soberanía nacional" del "heroico pueblo afgano" contra "la política expansionista" soviética (Boletín Informativo de la "Célula Central en Europa del POR", febrero de 1982). El Boletín porista elude mencionar que estos "guerrilleros heroicos" son reaccionarios islámicos que se oponen a la reforma agraria y asesinan a maestros por enseñar a las niñas a leer.
Lora, como siempre, ubica la cuestión nacional encima de la cuestión de clase. En cuanto a Polonia, los obreros bolivianos luchando contra la política hambreadora del FMI no habrán de llorar por el "sindicato" polaco que llamó por la subyugación de la economía planificada al control del cártel de banqueros imperialistas. No obstante, ¡este mismo Boletín llama por apoyo a Solidarnosé a pesar de que reconoce el "empeño de utilizar a 'Solidaridad'" por parte de los EE.UU.! Y Lora en todo esto rehusa ver amenaza alguna contra la Unión Soviética, exactamente como Shachtman y Burnham negaron que la defensa de la URSS estaba planteada en vísperas de la Segunda Guerra Mundial.
La historia del "trotskismo boliviano" es rica en lecciones negativas para los que buscan ser revolucionarios. Las traiciones del POR ilustran vivamente lo que no se debe hacer. Una intransigente lucha marxista es necesaria contra los centristas que cubren su frentepopulismo y nacionalismo con una salsa "trotskista" condimentada con referencias a la "revolución y dictadura proletarias". Cuando los miles de mineros dejaron la capital a finales de marzo, juraron "volveremos". Para que los obreros bolivianos vuelvan para aplastar a la burguesía e instaurar el poder obrero, urgentemente requiere forjar un auténtico partido trotskista, construido mediante una lucha intransigente contra el menchevismo nacionalista de Lora, como parte de la lucha por reforjar la IV Internacional de Trotsky.